domingo, marzo 06, 2005

Evolución social Vs Evolución tecnológica

La interactividad llevada a su máximo exponente es, cada día más, una realidad. En apenas cinco años la televisión digital terrestre suplantará totalmente a la analógica. Ello supondrá un incremento considerable de calidad, al mismo tiempo que el número de canales se incrementará proporcionando un abanico mucho más amplio donde se combinarán las temáticas mas dispares. Este aumento de canales es una de las ventajas más atractivas de esta nueva televisión. Los máximos responsables de las cadenas privadas se apoyan en esta característca para asegurar el pluralismo y acercarse así más a los inexpertos espectadores que, realmente, no saben en qué consistirá tal cambio.
Actualmente ya existen emisiones digitales. Las primeras licencias para ello las condedió el último gobierno popular a Veo TV y Net TV. Antena 3 y Tele 5 también gozan ya de este privilegio. Pero lo cierto es que estas cadenas se limitan a reproducir en digital sus emisiones analógicas. El selecto público que ya ve la televisión en digital es mínimo. Aún nuestros televisores no están preparados para la gran apuesta digital. Pero las campañas llevadas a cabo por estas mismas cadenas aseguran un cambio similar al de la transición de la cámara de fotos convencional a la cámara digital. Lo único necesario para afrontar este nuevo reto es la compra de un recpetor (que costará sobre los 200 euros) que ya está en el mercado. No obstante, a partir de ahora, los nuevos televisores que accederán al mercado tendrán ya incorporado este receptor en su interior, para mayor comodidad.
El "apagón analógico" tenía prevista su fecha para el año 2012, pero recientemente el gobierno socialista de José Luis Zapatero ha decidido adelantarlo al 2010. Los argumentos que sostienen su decisión se reducen, básicamente, a lograr un mayor pluralismo. Los nuevos espectadores gozarán de todos los servicios sin moverse de delante del televisor. Una tentación que se vislumbra muy peligrosa, teniendo en cuenta ya el desmesurado tiempo que los jóvenes dedican a internet y a la televisión. Unas innovaciones tecnológicas que aseguran el auge pleno de las comunicaciones pero que, paradójicamente, pueden llegar a reducirlas hasta el extremo.