jueves, junio 15, 2006

La nueva generación de superhéroes

Nunca le presté demasiada importancia a los cómics. De hecho, jamás me consideré dentro de esa generación que había conseguido revalorizar este tipo de arte. Lo cierto es que siempre me gustó leer, desde pequeña, pero pensé que no necesitaba agarrarme a esas “viñetas coloreadas”. Por ello, durante mucho tiempo no les di la importancia que hoy observo en esta forma de hacer literatura. La obligación me llevó a colarme en las entrañas del salón del Cómic de Tenerife el pasado verano, y allí cambié mis puntos de vista acerca de este arte. Entendí las ansias de cambiar ciertos valores y de inculcar optimismo y utopía de muchos autores. Pero también comprobé que dentro de los cómics había mucho más que superhéroes.
A pesar de ello, he de reconocer que esos personajes, siempre de ficción, que salvaguardaban al mundo de las desgracias más horrendas, siempre me llamaron la atención. Al principio, cuando era más pequeña, los odié. No entendía cómo todos sus lectores podían caer rendidos ante proezas imposibles, sólo recreadas en ámbitos de la fantasía. Con el tiempo, comenzaron a gustarme mucho más. Por ese entonces comenzó el auge de películas de esta índole, y a pesar de no haber sido una lectora empedernida precisamente, sucumbí a la sarta de imágenes siempre fantasiosas. Por fin, había entendido que la ficción era necesaria en la vida, que mi odio profundo no solucionaba nada y, además, mataba en mí la posibilidad de ilusiones. Creo que sólo de esa manera pueden encontrarse en la vida real superhéroes que, aún sabiéndolos ciertamente tiernos e irreales a la vez, pretenden esas transformaciones del mundo que todos hemos soñado en algún momento. La tristeza de todo ello es que, el día que reconocemos en plenitud la imposibilidad de sus acciones, también cae por un abismo toda esa quimera optimista que nos sostiene.
Hace tiempo que no encuentro héroes. Y ya no sé si soy yo la que tiene otros ojos, o es que ya han pasado a ser una especie protegida. Lo único que atisbo a reconocer es que, aunque los tachen de idealistas y absurdos, son necesarios. Si no, miremos un instante los extraños héroes (para algunos, parodias de héroes) que por Latinoamérica comienzan a surgir. En una tierra castigada salen personajes como Hugo Chávez convencido de que ganará su cruzada contra EE.UU. y, ahora, contra el imperio de Hollywood. Desde luego, algo muy tierno, pero que sobrepasa los límites de las utopías factibles. Similar a esa nacionalización de hidrocarburos que Evo Morales, otro personaje de este clan latinoamericano, ha llevado a cabo sin pensar en “efectos colaterales” de este capitalismo nuestro. Mientras, Lula se tiene que disculpar con Ronaldo por haber preguntado acerca de su sobrepeso… Cosa sorprendente, sobre todo porque es la primera vez que, independientemente de mi opinión al respecto, veo una acción de este tipo por parte de un presidente de gobierno… No me imagino algo similar al otro lado del charco.
Quizás porque la nueva generación de superhéroes vive justo en ese lado del océano. Es muy posibles que sus cometidos y sus reivindicaciones sean muy distintas a las que, por norma, asociaríamos a estos seres. Pero aún así, tiene un aire soñador que recuerda que no todo está perdido, que al menos los delirios y las ganas de cambios permanecen vivas. Aunque se tenga que bailar reggaeton en una campaña política (como hizo Alan García) para poder llevar a cabo, más tarde, todas las reformas que se piensan. Todo mientas la cordura de la globalización se ríe sabiéndose ganadora.

2 Comments:

At 4:39 a.m., Anonymous Anónimo said...

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At 12:44 p.m., Anonymous Anónimo said...

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